J.A. Zambrana
(Derechos Reservados)
Su atención por favor, con ustedes, el Gobernador de todos los puertorriqueños, el Honorable Cándido Nuncúbo Babilla:
Compatriotas: ante los recientes eventos reseñados en la prensa local e internacional, es mi deber como líder de todos los puertorriqueños, consultarte primero antes de pasarte por la peña de la amargura llamada recortes. ¿Quién soy yo para decidir qué es lo que te conviene o lo qué no?
Como sabes, por culpa de todos los retrancas que escogiste antes de mí (que también soy un retranca), los federales nos impusieron una Junta de Control. Después de la primera reunión, todos dicen que se nos ha dado un golpe de estado. No sé mucho de esas cosas, pero, mis asesores en economía dicen que es un asunto para cagarse de miedo. Me piden que, a la carrera, firme un paquetón de leyes, dizque para complacer a la Junta, pero, que le quitan a ustedes beneficios y servicios que deben ser garantizados por el Gobierno. Pensaba que ser gobernador sería un poco más fácil. Mis asesores de imagen y relaciones públicas me dicen que no firme semejantes locuras legislativas, porque le costarán la reelección a mi partido. Pero, para serles honesto me importa muy poco lo que le pase al Partido, ya que, yo no corro en las próximas.
Por eso, he determinado que, si alguien tiene que escoger cuáles beneficios recortar, ese debes ser tú; no mis asesores ni el resto de los morones y buscones que elegiste para gobernar. Tú y nadie más que tú. Sí, tú compatriota. No mires para el lado que, es a ti a quien hablo. Tú sabes a quién necesitas más, si al policía o al maestro. Tú, amigo del Pueblo que caminas por ahí todos los días, sabes qué es más importante para el país: si recoger la basura o fumigar para matar los mosquitos y el Zika. Si salvar los tinglares o subsidiar la agricultura. Si pagar el costo de las elecciones de los partidos políticos o cubrir las rutas de transporte público que necesitan los menos afortunados para moverse a los hospitales, escuelas y otros lugares importantes. Sólo tú, hermano puertorriqueño, sabes si quieres pagarle la luz y el agua a los caseríos donde viven viejos desaventajados, sin recursos, sin comida, sin neveras, sin nada; pero también viven tiradores de drogas y asesinos en apartamentos con aires centrales, “jacuzzis” y antenas de satélite. Tú decides si quieres que los chicos de educación especial reciban la ayuda que en justa humanidad necesitan para estar cómodos y ser funcionales o si prefieres que el resto de los estudiantes, los que no padecen de nada, excepto de escasez, tengan lo indispensable para que apliquen al máximo sus habilidades y capacidades, para poder convertirlos en ciudadanos dignos que construyan el futuro de éste país. Sólo tú puedes determinar qué es conveniente para ti o, mejor aún: QUÉ ES CONVENIENTE PARA TODOS.
Los republicanos del congreso de la USA, nos regresaron al siglo pasado, cuando nombraron la Junta de Control Colonial que ya nos dice qué hacer. Me niego a entregarles el poder de decidir nuestro destino. Ese poder es tuyo compatriota. Sí, por todos estos años que votaste por los imbéciles que me precedieron, sólo porque eran del color de tu preferencia y no por sus capacidades. O si los elegiste por el trabajito que le iban a conseguir a tu yerna (que no sabe ni escribir su nombre), en vez de porque eran políticos honestos. Pues, por eso, te toca ahora escoger de qué te privas, porque el trabajo que le consiguieron a la oportunista de tu yerna, quien nos demandó por discrimen político cuando la siguiente administración la despidió por ineficiente, nos costó diez patrullas de policía y dos salas de emergencias.
Te toca a ti, maestro, escoger entre la aportación a tu retiro o la verdadera educación para todos los niños del país. Te toca a ti, camionero, escoger entre pagar los peajes y los arbitrios por tu vehículo o que no hayan carreteras para transitarlo. Te toca a ti, Juez, si quieres que se administre la justicia o prefieres tu pensión vitalicia para dársela a tú amante cuando muera tu esposa. Te toca a ti, cristiano o religioso, si quieres que las iglesias paguen impuestos que ayudarán a curar enfermos o si sólo pagarán los carros, relojes suizos y los aviones privados de sus líderes. Te toca a ti, hermano puertorriqueño, decidir si para las emergencias quieres al bombero, la ambulancia o el rescatista.
Si desde que empecé a decirles que el país se iba a caer, me hubiesen escuchado y no se hubiesen puesto a descabezarme en los medios y a decir por qué las necesidades de cada quien eran más importantes que las del resto, tal vez no estarían ante esta decisión tan importante que están obligados a tomar. Si lo que deciden al final, acerca de qué cortar o no cortar, ayuda al país, podrán sentirse orgullosos de haber salvado a esta gran nación, perdón, a esta gran COLONIA. Y si no funciona, pues bueno que les pase, por seguir tomando las mismas decisiones de mierda. Me perdonan el exabrupto, pero no corro para la reelección, no me interesa ser reelejido, quién quiere gobernar esta olla de grillos salvajes y egoístas que no pueden ni tienen la capacidad ni las buenas intenciones para solidarizarse los unos con los otros. Que prefieren joderse por completo, a ceder un poco de sus intereses.
No quiero ponerles presión, pero tienen sólo cuarenta y ocho horas para decidir. En la página oficial del Gobierno, encontrarás un formulario que llenarás y firmarás electrónicamente. No importa si no sabes leer, no importa si no sabes escribir, tampoco si no sabes sumar ni restar; no importa siquiera si estás cuerdo o no, puedes votar. Es igual que en las elecciones, vota cualquier idiota. Llama a tu representante o senador, y pídele que te explique. Si llamas a Risky, el hijo de Pedro, o a Jenny»TheHutt»(la que se disfraza de flaca durante las campañas), te dirán que no hagas nada, que para que llegue la estadidad, sólo hay que dejar que el país se hunda. Les advierto que me importa un culo si se deciden o no, porque yo no me quito, pero me mudo; compré un pasaje para Cuba. Parece que allí el no haberse dejado mangonear de los gringos por los pasados cincuenta años, ha surtido efecto. Y si eso no sale, pues me voy a Santo Domingo, allí también parece estar fluyendo la cosa; espero que los dominicos (como les llamo de cariño) no me traten como los tratamos aquí. Pensé primero en Brasil, montar un kiosko en el carnaval de río; pero con los líos de Dilma y Lula, desistí.
En fin, compatriota, tienes cuarenta y ocho horas para determinar el curso de nuestro país. Tu voto será la clave. Piensa y decide, y lo más importante: NO TE QUEJES. Al final, siempre fuiste tú y solamente TÚ, quien eligió los gobernantes que nos trajeron aquí.
Muchas gracias por nada y que Dios los ayude porque yo no puedo.
Cuarenta y ocho horas después, nadie se puso de acuerdo. El país se hundió en una debacle de impagos, demandas y embargos, que la Junta no pudo evitar. La estadidad nunca llegó y la emigración fue tanta, que las naciones pusieron restricciones a los inmigrantes puertorriqueños; similares a las impuestas a los sirios. Pero, el ex gobernador que no se quitó, pero arrancó a tiempo hacia la otra ala del pájaro caribeño, ha tenido mucho éxito como guía turístico en la Habana y algunos parajes de la Sierra Maestra, por donde caminaron Fidel y el Ché. Incluso, tiene su propia flota de guaguas y limosinas, y dice que no regresa a Puerto Rico ni aunque le regalen El Morro (que ahora pertenece a unos holandeses que lo compraron a precio de Topeka y Me Salvé, en una subasta realizada por la Junta).
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