J.A. Zambrana
(Derechos Reservados)
“PREMIAN CON LA MEDALLA CONGRESIONAL DE ORO, A LOS MIEMBROS DEL REGIMIENTO 65 DE INFANTERÍA”.
Ya casi al cierre de la ceremonia de premiación al Regimiento 65, inesperadamente sube a la tarima un anciano, trae una pegatina adherida a la solapa de la chaqueta que dice: “My name is: Adrián”. Contrario a casi todos sus compañeros sentados en un amplio salón en la sede del Congreso en Washington DC, Adrián no lleva ningún distintivo alusivo al ejército americano, sólo carga una pequeña bandera de Puerto Rico, sujeta al cuello de su camisa blanca. Camina con muchísima dificultad, apoyándose en un grueso bastón de madera de guayabo. Sin reparos interrumpe al capellán de la Cámara de Representantes, el señor Comroy, encargado de la oración final.
–Excuse me Mister Chappy. Por favor llevo una hora ahí sentado escuchando y necesito decir algo porque puedo estallar antes de tiempo, si no lo hago.
Trata de acercarse al micrófono para que todos lo escuchen, pero, el capellán le bloquea el acceso al podio. Eso molesta al viejo que se queda mirándolo fijo, todos piensan que lo golpeará. Pero sin embargo, sin dejar de mirarlo, Adrián sujeta el bastón bajo el hombro izquierdo y con ambas manos comienza a abrirse los pantalones. Ante los comentarios de sorpresa y escándalo de los presentes, se remueve la ropa interior, desenfunda su gastada herramienta masculina, y con la mano derecha le da dirección a un ligero tiro de líquido que poco a poco va tomando fuerza y longitud.
–Señor Hablador, porque así se traduce “Mister Speaker” al español, escuche lo que le tengo que decir…
En memoria de Adrián Rodríguez Hernández (un abuelo para mi historia)
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