Reportaje investigativo por Chuck E. Black
Nota del Editor: El Periódico Nocturno El Megáfono, no se responsabiliza por comentarios editoriales o soeces expresados por nuestro reportero Chuck E. Black, pero, sí damos fe de la veracidad del contenido de sus reportajes.
¿Sabe lo que es un comité de odio? En nuestro compromiso de llevarle información que otros medios no se atreven, ya sea por temor a represalias de los bastardos poderosos o simplemente para cuidar el bienestar de sus intereses, le presentamos la primera parte de una iniciativa que dejará al descubierto una práctica sucia y recurrente de la subcultura partidista de nuestro país. Una radiografía de ésos grupos secretos, conocidos en el argot político como: Comités de Odio. Le sorprenderá saber cuán comunes pueden ser. Pero, más sorprendente será conocer los perfiles de sus integrantes. Esta serie de reportajes, presenta una reveladora mirada a esas gangas multitudinarias, compuestas por delincuentes pagados con el erario del pueblo. En su mayoría funcionarios de gobierno de todas las escalas: directivos de confianza, empleados regulares o de carrera y, en especial, contratistas que no están sujetos a la rigurosidad de un nombramiento oficial y que pueden ser movilizados con facilidad por los truhanes que los comandan.
Durante la investigación, a través del amigo de un amigo, que conocía a otro que, a su vez, conocía a alguien más, obtuvimos extensas declaraciones de varios miembros de un comité de odio que opera, específicamente, en uno de los municipios costeros más poderosos de Puerto Rico. Según nos señalaron las sanguijuelas entrevistadas, aunque sea ocultos tras la sombra del anonimato, desean que el mundo conozca las hazañas que realizan en nombre del tribalismo, y que ningún político puede reconocerles públicamente sin que le cueste alguna acusación criminal. Estos “alicates» confesos me explicaron, sin temor alguno, los actos ilegales que cometen para sacar de circulación a los enemigos de su “Señor Alcalde”. Así suelen llamar al Primer Ejecutivo Municipal, casi venerándole; como si el “Señor” antes de “Alcalde”, revistiera el puesto con un aire de santidad, nobleza o, al menos, de señoría feudal.
En términos prácticos y fáciles de entender, un comité de odio se compone de sinvergüenzas despiadados y dedicados al engaño, que coordinan entre sí para sacar del camino y desprestigiar los oponentes y cualquier disidente que se atreva a contrariar, contradecir, diferir, confrontar, denunciar y hasta objetar las acciones de algún político que para ganar necesite jugar sucio y desaparecer sus esqueletos. Para esa cerrada pandilla de bribones, la verdad y la integridad son sólo obstáculos en el camino a la victoria. Usan la mentira, la calumnia y cualquier otro mecanismo de presión indebida, para mantener a su “Señor” en la silla con los poderes para engordar las panzas mórbidas de sus súbditos. Según los datos y mi observación, el Comité es similar a una caja llena de alicates y otras herramientas sin escrúpulos, especialistas de la trampa y la intriga. Como es costumbre en el Periódico Nocturno El Megáfono, sin importar la gravedad del caso ni la calaña ni grado de culpabilidad de los granujas que entrevistamos, siempre protegeremos sus identidades; de eso se trata el periodismo serio. Aunque confieso que en esta ocasión, después de escuchar las cochinadas a las que se dedican estas rameras electoreras, se me hizo muy difícil, hasta me temblaron las rodillas al tratar de controlar el deseo de enviar a la oficina local de las «Tres Letras» (el F.B.I.), todas las grabaciones y las notas de la investigación.
Al primero de los entrevistados lo llamaremos C-MM. Como dato curioso, inicialmente le llamaríamos CC-1 (CándidoComité-1). Pero, decidí cambiarlo a MM, por la variedad de palabras que la “M” provee para nombrarle. Después de escuchar el servilismo y la «mamalonería» con la que se expresa al hablar de sus superiores, “Muy Mamao” me pareció la combinación perfecta. No eliminé la «C», ya que podría representar algunas marcadas características de cabro grande. C-MM, es un ejecutivo de alta jerarquía en el gobierno municipal de un pueblo del norte que, para proteger identidades, llamaremos Municipio de la Cándida Santísima. Este bicho rastrero y ejemplo de todo lo que no debe ser un servidor público, devenga un salario mayor a los siete mil dólares al mes, algunos bonos al año y otros beneficios (para nada marginales), mientras hace parte activa y continua de la eterna campaña política de su jefe, el decadente Alcalde del Municipio de la Cándida Santísima. Según este sátiro de la ética, no sólo se hace campaña durante época de elecciones, se hace todo el año; todos los días y a toda hora. Por eso el Comité se mantiene operando siempre.
«C-MM», también es uno de los directivos, no nombrados, del Comité de Odio de la Cándida Santísima. Con una ridícula sonrisa de jíbaro ganso, nos confesó que pasa más tiempo manejando los asuntos políticos del Primer Ejecutivo Municipal, que realizando las funciones administrativas de su alto puesto. Nos dijo que esas funciones, por las que se le pagan casi noventa mil dólares al año, las delega en otros empleados, tan bajos de moral como él, que están dispuestos a guardar el secreto, cubrirle la espalda, pegar pasquines y violar alguna ley siempre que haga falta. Nos contó (con detalles que pueden costarle años de prisión) la forma en que se mueve su Gestapo criolla. Incluso, para hacernos entender con claridad, con «fronte» de bandolero sin pelotas, nos sopló los hechos de una situación real que sonó en la prensa hace algunos años. Como si se fuese un capítulo de una comedia de lo absurdo en versión turca, habló emocionado de una vez que liquidó, fulminantemente, a un ex empleado del Ayuntamiento. Según nos dijo, se trató de un arrogante asesor legal que no acató varias órdenes del escurridizo Primer Ejecutivo que, según C-MM, violaban leyes penales, códigos de ética y un sinnúmero de reglamentos que bien podían costarle el desaforo de la profesión legal y hasta la cárcel. C-MM, con una marcada expresión de asco, me alegó que el abogado no aceptó cambiar las fechas en unos documentos oficiales ni ocultar ni negar la existencia de pruebas de la comisión de varios delitos, incurridos por un subalterno de profunda y privada confianza de su “Señor” Alcalde.
A continuación, les incluimos extractos de las partes más reveladoras de la entrevista realizada a C-MM:
MEGA: Señor MM, ¿dónde trabaja y a que se dedica?
C-MM: Trabajo para el Municipio de la Santísima Cándida, soy el encargado de supervisar las áreas administrativas.
MEGA: ¿Qué áreas administrativas?
C-MM: Compras, Subastas, Presupuesto, pagaduría, reclutamiento y contrataciones disciplina; todas las áreas administrativas.
MEGA: Debo entender que usted es uno de los directivos principales del municipio para el que trabaja.
C-MM: Técnicamente, sí.
MEGA: ¿A qué se refiere con “técnicamente”?
C-MM: A que soy jefe para efectos de papel. Mi trabajo es proteger al Señor Alcalde y asumir la responsabilidad de sus errores. Los directores y supervisores estamos allí para seguir instrucciones. Somos escogidos porque probamos previamente nuestras lealtades con el Partido y el líder. Los que ostentamos puestos ejecutivos, tenemos que pasar por muchas misiones y pruebas de fidelidad antes de ser reclutados.
MEGA: Ya veo, algo así como un proceso de iniciación para una fraternidad de la Mafia. ¿Qué pasa una vez son reclutados?
C-MM: Una vez adentro, nuestro trabajo principal siempre es proteger al Señor Alcalde. Es obligatorio estar junto a él en las actividades oficiales y posar para las fotos. Sólo hablamos a la prensa, para defenderlo; para disimular o esconder alguna de sus recurrentes metidas de patas, que haya repercutido en nuestras áreas respectivas. No es un secreto para nadie en el municipio, que las decisiones, importantes o no, son tomadas por el Alcalde, su esposa, el chofer y dos asesores, que no son empleados, pero devengan altísimos honorarios como contratistas independientes.
MEGA: ¿El chofer? -pregunté sorprendido.
C-MM: Así es. El chofer, que también es el encargado de la seguridad del Señor Alcalde. Es tanta la cercanía entre ellos, que se han corrido más que rumores…
MEGA: ¿Más que rumores?
C-MM: Todo buen miembro de un comité de odio, sabe que para dañar la reputación de alguien, se ataca primero la sexualidad, con cualquier rumor infundado. Pero con el chofer, existen demasiados fundamentos más que confirmados. El Señor Alcalde se vuelve demente, pierde la razón y la cordura cada vez que alguien señala o nombra siquiera a su hombre de confianza; como si le tocaran un ser amado; como Juana La Loca, cuando maltrataban a su hermoso. Durante años, se ha hecho de la vista larga ante los incontables señalamientos de querellas, irregularidades y hasta delitos cometidos por el chofer, desde hurto de servicios básicos de agua y electricidad, hasta acusaciones criminales por conducta sexual y lasciva. Otra función básica del Comité, es desviar la atención de rumores (o verdades como el asunto del chofer), contrarrestarlos; disfrazarlos con falsedades. En ese caso, por culpa de un arrogantísimo y creído asesor legal que carecía de lealtad a nuestro líder y al partido, se nos hizo imposible ocultar la protección ciega e irracional del Alcalde hacia el chofer.
MEGA: Continuaremos con eso del asesor y el chofer más adelante. Hablemos ahora del Comité. ¿A qué se dedica específicamente?
C-MM: La función principal del comité, como ya le dije, es cuidar a nuestro Señor. Desarrollar estrategias para asesinar la reputación de quien se atreva a enfrentarle o atacarlo. Con cualquier método a nuestro alcance: mentiras, calumnias, chantaje, el soborno, la persecución; nos inventamos amantes, pagamos testigos, interceptamos computadoras, correos electrónicos, cuentas de Facebook, Twitter. Incluso “fabricamos” situaciones para despedir empleados identificados con el partido contrario. No importa la forma, para obtener lo que queremos, utilizamos el mecanismo de presión que sea, siempre que apriete lo suficiente.
MEGA: ¿No les importan los daños que puedan causar a sus esas personas que injustamente atacan?
C-MM: Para nada. Lo que importa siempre, es que el Señor Alcalde esté protegido. Si el está bien en su silla, nosotros también lo estaremos en las nuestras.
MEGA: ¿Desde dónde opera el Comité?
C-MM: Operamos desde varios lugares. El trabajo político no tiene horario ni días, es casi perpetuo. Todos los que dirigimos el Comité, trabajamos para el Municipio y se nos hace fácil reunirnos en nuestras respectivas oficinas durante horas laborables.
MEGA: ¿Está consciente que utilizar propiedad del gobierno, para hacer política partidista, está prohibido por ley?
C-MM: Claro que lo estoy. Pero no hay otra forma de cumplir con todo a la vez. Aunque delego mis tareas administrativas, no puedo estar siempre fuera. Durante horas laborables debo calentar la oficina, aparentar que trabajo como se supone. Siempre hay espías del otro partido, pendientes del menor movimiento. Fuera de horas laborables, nos reunimos en la oficina municipal del Partido, a la que algunos llaman la cueva, pero los más cercanos y de confianza le llamamos La Catedral.
MEGA: ¿La Catedral? Como la cárcel de…
C-MM: Sí, igual que la cárcel de Pablo Escobar.
MEGA: Y por lo que puedo entender hasta ahora, se cometen delitos en ese lugar, igual que en la cárcel de Escobar.
C-MM: Ahí hacemos reuniones estratégicas y durante el día contamos el dinero de las aportaciones. En las oficinas del municipio, sólo contamos dinero en las noches, cuando ya se han ido los posibles infiltrados. Recuerde que lo importante es proteger al Señor Alcalde, por eso nos cuidamos lo más que podemos.
MEG: ¿No le preocupa que los descubran?
C-MM: Siempre preocupa. Pero, tenemos claro que si nos agarran es nuestro deber asumir cualquier responsabilidad y no ponerle el dedo al jefe. Lamentablemente, con mi insípida preparación académica y la trayectoria laboral politiquera, en ningún sitio me ganaría el sueldaso que me paga el Señor Alcalde, por protegerle. Aquí se hace «buche y tiempo”, como dice el refrán……
Continuará…
En la próxima parte de El Cándido Comité de Odio Municipal: Mucho más de la reveladora asqueante y reveladora entrevista:
MEGA: ¿Cree que son necesarios los empleados como usted?
C-MM: ¿Cómo yo? No lo entiendo.
Ya en ese punto de la entrevista, después de haber escuchado la extensión de la bajeza y la podredumbre de la que era capaz aquella comadreja de zafacón, dejé que la ira preguntara por mí:
MEGA: Sí, los alcahuetes serviles, que siguen instrucciones sin preguntar por qué. Que no son contratados por IQ ni capacidades profesionales. Los que, a sabiendas, se venden tan barato como carne podrida; exactamente como lo hace usted.
C-MM: Claro que somos necesarios —contestó molesto y sin mirarme a los ojos—. Somos los seguidores fieles, y ningún líder llegaría lejos sin nosotros. Nuestra función es seguir sin protesta y sin condición, y nos pagan muy bien por cumplirla. Somos poderosos a nuestra forma. Dentro del Municipio gozamos de impunidad; estamos por encima de cualquier reglamento o ley y no conocemos ni nos interesa el mérito ni sus principios…
Además, le presentamos el caso real, de un asesor que fue despedido al negarse a obedecer órdenes ilegales, impartidas por el Primer Ejecutivo Municipal. El porcino de C-MM nos cuenta cómo el Comité de Odio, para proteger al Alcalde de una reclamación judicial, hizo malabares para difamar y destruir la reputación y credibilidad del asesor despedido…
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