Héctor O’Neill ante el Tribunal

¿Habrá justicia al final de camino?

Reportaje Investigativo, por: Chuck E. Black

Nota del Editor: El Periódico Nocturno El Megáfono, no se responsabiliza por comentarios editoriales expresados por nuestro reportero Chuck E. Black, pero, sí damos fe de la veracidad del contenido de sus reportajes.

SAN JUAN. Esta semana continúa el proceso judicial contra Héctor O’Neill, ex alcalde de Guaynabo y padrote principal de las oficinas del Ayuntamiento. La Vista Preliminar será transmitida por televisión en vivo, según determinó un Tribunal. El año pasado salió a la luz pública una declaración jurada de una empleada del Municipio, que decía entre otras cosas: “De repente, el Alcalde O’Neill se detiene detrás del escritorio, se baja los pantalones y (en plena oficina de Gobierno) comienza a masturbarse. Luego, se limpia con una servilleta y me la tira en la cara…”. Un revelador testimonio que confirmó el escandaloso rumor que se escuchaba desde hacía años: Calígula, gobernaba en Guaynabo.

Pero, ¿Habrá justicia al final del camino? Los casos recientes en Puerto Rico, en los que políticos han sido acusados de hostigamiento sexual u otros crímenes similares, en especial uno muy escandoloso que se dio en el Municipio de Carolina, nos dicen que no habrá tal justicia. En este reportaje, le haremos un detallado resumen de dichos casos en los que brilló injusticia.

Sabe usted, ¿quién es Héctor O’Neill? Un puerco, contestaron muchos de inmediato, y así lo llamaré en casi todo este artículo, no hay otra forma de llamar a ése truhán. Pero, ¿a qué se debe que ostentara tanto poder? ¿Fue un verdadero mago de la administración municipal? ¿Otro producto de la inversión millonaria de los políticos en las agencias de publicidad? ¿Obra? Claro que tuvo obra; por eso fue alcalde por veinticuatro años, porque supo mantener entretenidos y felices a sus “súbditos”. Pero, el meollo de estiércol en el que está metido, nada tiene que ver con la ciudad limpia ni las rotondas (que tanto tapón causan). Son serios asuntos en el carácter y la bragueta, indiscreciones con consecuencias que han costado cientos de miles de dólares.

¿Quién protege a estos funcionarios poderosos? ¿Por qué salen beneficiados cuando son acusados? ¿Ha pasado antes? Y si pasó, ¿cómo es que pasa otra vez?

Héctor “El Cerdo” O’Neill, fue un producto de la politiquería chiquita y un héroe dentro del Partido Nuevo Progresista. Antes de la política, en la que empezó muy joven, fue un pésimo hojalatero y un peor vendedor de seguros. Pero, para su beneficio, desde sus años tempranos, supo arrimarse a los buenos “palos”, o al menos, a los que daban la mejor sombra. Ya para 1970, había comenzado su activismo estadista y su carrera de acomodos políticamente razonados, en los que más que su inteligencia, se consideraba su lealtad al Partido. Fue Secretario de Acción Progresista, vicepresidente de la Juventud PNP, y Asambleísta del Municipio de Guaynabo, todo antes de cumplir veinticinco años. A principios de los 80’s, sirvió como Alicate Especial del notorio Granados Navedo (el de los miles de cash en cajas de zapatos). Luego, paso al Ayuntamiento, protegido por el fenecido Alcalde, Alejandro “Junior” Cruz. En el 88, fue electo Senador por Bayamón y Guaynabo. En 1993, fallece Junior Cruz, y claro que el Senador O’Neill estaba disponible para manejar el presupuesto municipal. Afortunadamente para Guaynabo, Cruz había comenzado una gran ola de progreso, que O’Neill supo continuar.

Héctor “Calígula” O’neill, era el “eslabón perdido” de la utopía estadista; una perfecta fusión del jíbaro bestial con el americano estándar; como el producto de un amorío entre el Josco y el Toro. Era blanco, rubión, de ojos azul penepé y, lo mejor de todo, con un apellido gringo. El American Dream sin subir al avión, un cualquiera, ordinario y sin educación; un “Guayna-hillbillie”, llegaba a la Alcaldía. No escatimó en transformar la ciudad en city, y le hizo creer a los estadistas, que dentro de los lindes de sus dominios, se vivía lo más cercano a la Estadidad Jíbara que promete el Pene-P. Según pasaron los años y afianzó su poder entre sus adeptos, decenas de rumores comenzaron a esparcirse, acerca de la incontinencia sexual del Alcalde y su falta de límites y escrúpulos a la hora de satisfacer sus urgencias testiculares. Todo un Calígula criollo. Los rumores se convirtieron en gritos coreados en las protestas, y los medios mostraron todo un bochornoso paquete de chismes e historias de terror y semen en servilletas, que culminó en la renuncia y eventual acusación del vesjestorio porcino sentado en la poltrona.

La opinión general entre la gente, es que en cuanto al asunto O’Neill, (a pesar de su voz de mamarracho) el Gobernador Ricardo Roselló Nevárez (Risky) actuó con la premura y la seriedad que se espera de un gobernador. Algo muy poco visto en este país. Debo confesar que me sorprendió que Roselló actuara distinto a la mayoría de los gobernantes y políticos que se han visto frente a esas encrucijadas ético-morales y a la toma de decisiones que definen el carácter y dejan al descubierto el material del que están hechos; que nunca es el que nos venden durante las campañas. Curioso que no ha tenido esa pronta reacción en otros casos.

Ahora bien, a pesar de Risky actuó correctamente en su cruzada contra el ex Emperador Plenipotenciario del Guaynabo, tampoco nos llamemos al engaño, porque seremos engañados. Es de conocimiento público que Héctor “PorkyPig” O’Neill, allá para los 90’s, fue uno de los principales detractores del patriarca Pedro Roselló. Tampoco olvidemos que apoyó a Pedro Pierluisi, durante la última primaria del PNP. Y después, se dio todo el puesto del mundo antes de manifestar su apoyo a Risky como candidato a la gobernación. Tiene que haber sentido cierta satisfacción personal adicional, al sacar de carrera a un enemigo perenne y poderoso que, tarde o temprano, le mordería la mano. La selección de Ángel Pérez como nuevo alcalde, quien siempre ha besado la sortija de Roselló y derrotó ampliamente a Carmelo Ríos (candidato promovido por Oneill y Shatz), le dio al Gobernador solidez como líder máximo de su partido.

Pero el costo político no se hizo esperar, ya que se dice que «darle gatillo a O’Neill», fue uno de los primeros eventos que han culminado en la guerra, nada de fría, con Tomy Shatz, que le ha costado a Risky varios vetos de la Legislatura, y que ha llegado hasta el actual escándalo de la “conversación de WhatsApp”. En el que dicen los mismos penespes, que Shatz al verse desprovisto de poder en la CEE (la gallina de los huevos oro de los partidos, por ser el lugar para atornillar acólitos y manipular las elecciones), filtró la conversación a través se sus «alcaguetes»; no me cabe la menor duda que Risky será favorecido al final, pero tendrá un serio costo a su imagen.

Tommy Schatz, a quien, no sé por qué, le llaman Tiburón, ya que de tiburón no tiene nada eso. Sí suele atacar por la espalda, y además era escuálido y flaco en sus días como fiscal, antes de ser senador, pero, en esos tiempos tampoco era un tiburón. Era, más bien, el perro de mandados de Roselló el Papá; lo que le dio la oportunidad de aprender a ladrar muy fuerte. Cuando llegó al Senado, de inmediato pasó de can a cerdo; todo un cliché de teoría Orwelliana con banda sonora de Pink Floyd. Sólo que nunca dejó de ladrar, no pudo aunque trató; está en su naturaleza de animal. Lo que presenta un problema para su Partido de penes-p, ya que se supone que los cerdos no ladran. Dicho sea de paso, la buena vida de Cosa Nostra Senatorial, lo engordó bastante, ya no es para nada escuálido; ahora parece un largo manatí, o mejor aún, un cerdo tetón, que ladra cuando se siente desprotegido y nervioso.

Lamentablemente la acción de Risky el Gobernador, no quiere decir que al final se aplicará la ley correctamente. La memoria nos dice que este no es el primer escándalo público que implica las altas esferas del poder municipal. Si miramos la historia reciente de Puerto Rico, recordaremos situaciones muy similares, en las que políticos o sus amigos acusados de hostigamiento y otros delitos, que implican violencia de género, han sido beneficiados de una forma u otra.

Entre los casos más recientes, estuvo el ex Alcalde de Cidra, que hoy cumple una condena en la comodidad de su casa, el pintoresco Ángel «Wiso» Malavé Zayas. Quien fue acusado de agresión y actos lascivos, contra cinco empleadas distintas. Fue sentenciado por actos de menor gravedad criminal, a los que se le imputan al viejo viagroso de O’neill. No hay que poner en duda que, en una situación similar, otro ciudadano se mama la cárcel y todo lo que allí le pongan. Como olvidar el caso de Edgardo Arlequín Vélez, ex alcalde de Guayanilla. Quien resultó culpable ante un Tribunal y condenado a cuatro años de cárcel, por delitos de acoso sexual y aprovecharse de las ventajas de su puesto público, para tratar de obtener un beneficio ilegal, según trascendiera en todos los periódicos del país. El payasito del Arlequín, llamó a una subordinada a su oficina, cerró la puerta y le pidió que le mostrara un tatuaje que ella tenía que lo excitaba mucho, y que se quedara calladita en lo que él se masturbaba; así de «elegante». Pero, antes de que cumpliera con su sentencia, una desgracia llamada Alejandro García Padilla, antes de irse de La Fortaleza, lo indultó y le puso la “difícil y onerosa” condición de agotar la sentencia en el hogar, igual que Wisito el bellaquito. Otra vez, un amigo es rescatado de la oscuridad del penal y de un posible hostigamiento con “cepilladita” en la bañera de la cárcel.

Otro caso reciente, sucedió en el Municipio de Carolina. Allí se fabricó una toalla “gigante”, para proteger y ocultar la repartición de esperma en oficinas municipales, por parte de uno de los principales ejecutivos y empleado de Confianza del Ayuntamiento. Una joven mujer, que trabajaba en uno de los cuarteles de la Policía Municipal de Carolina, presentó ante la Policía Estatal una querella de violación y otros delitos, contra su jefe, el ex-Gerente de Seguridad del Municipio, Juan Ortiz Crespo; quien también es un amigo muy, muy cercano del alcalde José Aponte (a quien muchos de sus empleados llaman “LaFlor”). Después de una investigación realizada por la División de Delitos sexuales del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC), Ortiz Crespo fue acusado ante el Tribunal de Carolina, de los mismos cargos que se le imputaron a Arlequín. Sólo que, en el caso del payaso carolinense, la evidencia era más contundente. Según reportó el periódico Primera Hora, en su edición impresa del 24 de junio de 2015, existía evidencia de pruebas de ADN, que indicaban que se encontró semen y secreciones del implicado, dentro de las partes íntimas y ropa interior de la mujer querellante, y en varios lugares de la oficina que ocupaba el Gerente de Confianza y amigo, íntimo, del Alcalde. Una fuente de alta credibilidad nos indicó que, según uno de los fiscales del caso, la cantidad de semen encontrada en la ropa y parte “previa” de la vagina de la mujer, fue tanta que podría responder a una posible “micropenia”, condición en la que el hombre tiene el pene tan pequeño que la esperma no llega profundo.

Se dice que en el caso de Héctor “Verga de Puerco” O’Neill, existe una servilleta con su ADN, con la que, se alega, se limpió después de masturbarse frente a la mujer que lo acusa, para después lanzársela al rostro y completar la humillación. Curiosamente, en el caso de la “Oficina-Motel” del Ayuntamiento de San Fernando de la Carolina, también se encontró una servilleta de tela, con la que el amigo íntimo del alcalde (quien también era el encargado principal de la la Policía, Bomberos y toda la seguridad del pueblo), se limpió después de penetrar sobre su escritorio y eyacular dentro de la mujer que lo acusó. Según la Subdirectora del Instituto de Ciencias Forenses, ese pedazo de tela, dejaba claro y más allá de cualquier duda, que se consumó un acto sexual, sin protección, en la oficina del amigo del alcalde. Hecho narrado por la víctima a dos jueces distintos, cuando también les narró como el amiguito íntimo del Alcalde, le hizo creer a esta que si accedía a tener relaciones sexuales con él, la ayudaría a eliminar una orden de despido que pesaba contra ella. Y que, después de darle una clavada tipo quickie, encima del escritorio y vaciarse como cerdo, de forma humillante y descarada le dijo que el no tenía manera de ayudarla y que sería despedida. Un dato de comedia barata y de mal gusto, es que la servilleta de ese caso, además contener esperma y secreciones del hombre de confianza del Alcalde, tenía el dibujo de un pene con ojos y brazos.

La jornada judicial fue larga y atropellada; durante casi un año, el amiguillo del alma municipal, cobró dinero público sin trabajar, gracias al subterfugio de una Suspensión Sumaria que, su queridísimo protector LaFlor Aponte (el Alcalde), ordenó y mantuvo, aun después de conocer los resultados e implicaciones de las pruebas de ADN, que le fueron notificados por varios de sus subalternos. Al final, el Municipio despidió a los investigadores del caso que consiguieron las pruebas de ADN, recomendaron la destitución inmediata del amigo del Alcalde, y se negaron a ocultar evidencia y torcer la investigación como les fue solicitado. Aunque pueda parecer increíble, el hombre de confianza del Alcalde, fue premiado con otro alto puesto, pero fuera de la Alcaldía y de la Seguridad; ya saben, para guardar las apariencias y calmar la prensa que pedía sangre.

Según algunos abogados que consultamos, la diferencia del resultado entre los casos de Malavé en Cidra, del Arlequín de Guayanillas, y el del otro payaso de Carolina, fue la credibilidad que se le dio a las perjudicadas. Surge de los expedientes que, en el caso del alcahuete del Primer Ejecutivo carolinense, la mencionada prueba de ADN, curiosamente, no se presentó como evidencia en el juicio. Entrevistamos a uno de los Fiscal del caso, y este nos dijo que no había nadie del Instituto de Ciencias Forenses que pudiese autenticar los resultados del examen de ADN. Pero, según conocidos abogados del Derecho Penal que se expresaron en los medios, entre ellos el Licenciado Julio Fontanet (Proyecto Inocencia), existen mecanismos alternos que hubiesen permitido que se presentara el informe de ADN en el juicio. Entrevistamos otras personas que estuvieron presentes durante el proceso judicial, y todas coinciden en que resultó casi inexplicable e inverosímil, como la Fiscalía no fue diligente a la hora de presentar la prueba principal de su caso. ¿Intervención del tentáculo de un poderoso o simplemente un error insubsanable de la Justicia? Juzgue usted.

Una fuente de entero crédito, que manejó uno de los casos que mencionamos en este reportaje, declaró que ese tipo de situación suele ser una cuesta empinada para los reporteros serios y la prensa que desea exponer la verdad. Los asistentes y relacionistas públicos de los alcaldes, manejan la prensa con la compra de anuncios y espacios de tiempo al aire en emisoras. Es inmoral la cantidad de dinero que se gasta, con el único fin de silenciar las voces y opiniones del Cuarto Poder. Los municipios cuentan con la asesoría de bufetes de abogados caros y de poca integridad, a quienes se les paga para que defiendan los intereses de un pueblo, y terminan escondiendo la mierda personal de los alcaldes, y tratan de que parezcan legales los embarres. Y luego, para alejar las culpas de los cerdos, están los funcionarios de menor categoría, los desechables; a quienes se les delega la ejecución final de los actos deshonestos. Esos son los seres ovejas, los MyM, los que sirven sin condición y sin pregunta, a sabiendas de que no es correcto lo que hacen; los baratos que se venden por unas pocas pesetas.

En el escándalo de la Tierra de Gigantes (y el repartidor de esperma en oficinas públicas), fue la periodista Istra Pacheco quien, a pesar de los subterfugios legales para desviar la investigación y las presiones utilizadas por el ayuntamiento, se encargó de perseguir la noticia y destapar la olla en la que se cocinaba el “encubrimiento gigante”. Hasta consiguió y publicó los resultados de las pruebas de ADN y los informes de los investigadores, que recomendaron la destitución inmediata del protegido del Alcalde. En el caso del cerdo de O’neill, fue Ivette Sosa, reportera del Noticiero Telemundo, quien, sin intimidarse ante las amenazas de los perros del Comité de Odio de Guaynabo, se mantuvo detrás de la noticia, hasta que logró exponerla y develar al Calígula detrás del Alcalde. Según Sosa, hasta se contrataron detectives privados, para que la siguieran e investigaran. Algo parecido pasó con Jay Fonseca, de Telemundo, a quien le montaron una candela en un programa de chismes, que alega saberlo todo (el que sustituyó la muñeca, con varios humanoides sucios vestidos a la moda), con información confidencial de la Autoridad de Energía Eléctrica. No hay que ir a Harvard, para entender lo que pasa y las redes que promueven los ataques y encubrimientos.

En el caso del Calígula del Guaynabo, es el cerdo que ladra, Tomy Schatz, el de la actitud de impunidad ante todo para protección del amigo. Pero nada pudo evitar el Armagedón que llegó antes de lo esperado, y el viejo no estaba listo. Muchos pensaban que, sería otro de los inmortales de la política. Que se uniría a alcaldes como: Churumba, Willy y Aponte (al padre, porque el hijo salió con el carácter chiquito). Pero no, el ocaso de O’Neill, no será glorioso ni honorable; ni morirá con las botas en su sitio. Dicen que postergó su retiro, para coronar a alguno de sus hijos.

Por suerte para el Pueblo, los príncipes se incapacitaron de subir al trono, ya que heredaron de su padre las prácticas y costumbres de cerdo carroñero. El Rey de Guaynabo y sus hijos, se convirtieron en asquerosos sapos, frente a las bocas abiertas de sus antiguos súbditos de la city. Tantos años en el poder pueden llevar a algunas personas a sentir y creerse señores, dueños de todo, y al final terminan cavando sus tumbas. Si en vez de ese escándalo mayor, la vida le hubiese regalado un infarto masivo, nadie nunca hubiese sabido y sería enterrado con los mayores honores de la patria. No sabemos, a ciencia cierta, que pasará con el calenturiento de ex alcalde de Guaynabo, pero, si las aguas siguen la dirección correcta, será uno de los peores finales que conoceremos, otra vergüenza que se eleva al firmamento de la mierda acumulada por los políticos puertorriqueños.

En ese tipo de caso, nunca faltan los ataques viciosos a las víctimas. Según fuentes enteramente acreditadas, el moralista, religioso, Juan XXIII y casi OpusDei, Alcalde de Carolina, cuando se empecinaba en defender a su compinche, solía expresar ante algunos de sus alicates, que «las mujeres que se visten provocativas, se buscan ser hostigadas y violadas por los hombres». Algunos de esos alicates que trabajaban y aun trabajan para LaFlorAponte eran damas, de las que reclaman derechos de igualdad y hoy se “esgalillan” con el #metoo, el #notme y se cantan feministas, pero que guardaron silencio en aquel momento que debieron gritar, que alargaron la vista, que callaron ante la humillación de otra mujer y la asimilaron muy bien, sin ningún reparo. Según afirma LaFlor Aponte en sus reuniones de «staff»: “El golpe que más duele es en el bolsillo”. Supongo que los principios no pagan hipotecas y es muy difícil conseguir un trabajo de verdad en el mundo real, fuera de la teta del Gobierno.

Por personas como esas, es que me río y me orino sobre las cabezas de los que gritan y reclaman derechos y dignidad, pero se esconden, callan y se guardan la dignidad en el orificio trasero, cuando el reclamo les toca los bolsillos y la economía.

Ese pensamiento “neo-trumpista”, también permea en Guaynabo. La maquinaria política pretendía vender el cuento de que el viejo inocente fue seducido con magia negra y violado por una bruja amazona promiscua, que carga una vagina con vida propia. Si la mujer lo usó o no, como se han encargado de resaltar los Comités de Odio, no es lo que realmente importa. En esas situaciones de quid-pro-quo, el beneficio suele ser mutuo y dura el tiempo que alguna de las partes determine; no tienen que ser ambas. Digamos que sí, que la mujer se benefició del puesto del viejo y que la relación “amorosa” la ayudó a tener un mejor trabajo, un carro lujoso y un buen apartamento; parecería conveniente sólo para ella. Pero, alguien cree que de no ser por el poder que ostentaba ese adefesio meado de O’Neill, con su delicadeza y cultura de camionero analfabeta y su dicción con frenillo de suela de zapato, hubiese podido conquistar jovencitas despampanantes, con edad para ser sus nietas; yo no lo creo. Debió ser un poco menos bestia y dejarla ir cuando ella se lo pidió. Sin darle más que un abrazo y un: “Gracias por haberme permitido el honor de saborear el exquisito sabor de la juventud”. Pero no, se negó a aceptar el “se acabó” y, con esa ínfula jeque propietario, la sometió, por un tiempo indeterminado, a humillaciones y a la peste a viejo obsesionado. Una conducta que convierte cualquier lugar de trabajo en un infierno. Calígula O’Neill firmó su sentencia, en el momento en que pagó casi medio millón de dólares por silenciarla; cantidad que ella había aceptado, pero todo se supo antes de la entrega del cheque.

¿Cuál será el destino de O’Neill? “Cualquier cosa puede pasar”, afirmó nuestra fuente con experiencia en estos casos. “Después de haber presenciado como los políticos y sus empleados de confianza, manipulan las investigaciones, y de ser despedido por negarme a cambiar los resultados de una investigación, estoy seguro de que Héctor O’Neill, podría permanecer en su silla, tal y como otros que cometieron actos similares, se mantienen hoy en las suyas”. De nada vale la enérgica y rápida acción del Gobernador Roselló, si hombres-cerdo, como Tomy Schatz y el delicado Alcalde de Carolina, suelen mover la suciedad entre las sombras, agarran la Justicia por la cosa (como decía Donald Trump), se apoderan de la balanza y le clavan la espada a quien les place; tal y como lo han hecho siempre. Es por todo lo anterior, que no debe sorprendernos que, al final de todo el proceso judicial que continúa esta semana, no cumpla cárcel el viejo verde y sucio, antiguo emperador del Guaynabo City. Si en el caso de un simple amiguito cercano de un alcalde poderoso, un tipejo sucio de la peor calaña, un mamarracho, un perro orwelliano cualquiera (pero seguro custodio de no se sabe qué secreto de su jefe), se le pudo esconder a un Tribunal el resultado de una prueba de ADN que probaba la culpabilidad, y que luego, en contra de leyes y reglamentos, lo mantienen ocupando un alto puesto público, imagínense lo que podría pasar en el caso de un marrano con verdadero poder.

¿Han visto al viejo expresarse frente a las cámaras últimamente, cuando sus abogados se lo permiten? ¡Santo Cielo! Tiene una sonrisa que parece sostenida con altas dosis de Xanax, y emite sonidos similares a los de un burro con frenillo. Casi siento lástima por el vejestorio inescrupuloso, hasta que escucho a algún imbécil pene-p defenderlo y me salen la ira y la vergüenza ajena. Los que me conocen saben que carezco de santidad y que disfruto, sobremanera, el alcohol, las drogas y saborear los pecados más calientes. Es por eso que no soy político ni trabajo en lugares públicos, que requieran del cumplimiento estricto de reglamentos y códigos de conducta moral; mi naturaleza irreverente, epicúrea y adictiva, me hace incapaz. Por eso repudio a todos esos bastardos, vergüenzas públicas como: O’Neill, Arlequín, Wisín y La flor Aponte, que abusó de su poder para proteger a su íntimo. Toda una horda de mentirosos e inescrupulosos que, sabiéndose cerdos, se venden como corderos inocentes para obtener votos, y que nos hacen entender aquel famoso y conocido refrán, de que no se ingiere y se defeca en el mismo espacio, tarde o temprano la mierda echa a perder la digestión.

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