Un fragmento de El sonido de la ausencia… Tributo a dos de mis argentinos favoritos.
Escribí «Queremos tanto a Gustavo» en septiembre del 2014, poco después de la muerte de Gustavo Adrián Cerati, que ocurrió a varios días del centenario del nacimiento de Julio Cortázar. La idea nació durante una conversación casual y etílica con mi amigo F.F. Negrón, en la que discutíamos acerca del cuento «Queremos tanto a Glenda» y la genialidad de la narrativa del Maestro. «Y si escribo algo parecido, con Cerati», le dije. Casi una semana más tarde estaba la historia completa.
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